Una vez más, será en la amistad entre mujeres
donde encuentren las respuestas para enfrentarse a los secretos, a la
maternidad y al amor inesperado...
En cada una de ellas se puede ver el reflejo
de tantas historias de mujeres, incluso de nosotras mismas y como se comenta en
la solapa del libro: “Al fin y al cabo, es en ese hilo invisible que nos une
donde se encuentra la clave de la costura y de la vida: lo importante no es la
primera ni la última puntada, sino el resultado de todas.”
La novela resulta entretenida e interesante
pero personalmente lo que más me ha
sorprendido ha sido su capítulo final donde la protagonista, que va narrándola,
Julia, hace una reflexión de lo vivido
por ella y por sus amigas y compañeras y llega a unas conclusiones que considero son fundamentales para nuestra
vida: “Encontrarme, descubrirme, reconocerme y mostrarme como soy, con mis
limitaciones, mis anhelos, mis virtudes y mis torpezas, ha sido el viaje más apasionante
que he vivido jamás…Ahora sé que era necesario saltar de la rueda que yo misma
hacía girar sin conciencia, mirar desde fuera, sin miedo. Qué grande parecen
las cosas cuando nos rodea el ruido y se nos nubla la vista, y que difícil se
nos hace parar y darnos cuenta de que, si tenemos un suelo que pisar y alguien
a quien amar, lo tenemos todo. Y que nada tenemos si no nos tenemos a nosotras
mismas, y que es fácil perderse y maravilloso encontrarse…Todas estamos unidas
por un hilo invisible desde tiempos remotos; todas formamos parte de una madeja
infinita, a veces tersa y a veces enmarañada, pero tenemos la fuerza para
desenredarla…Guardamos en nuestro interior la sabiduría de siglos. Sólo hay que
mirar hacia dentro para hallar respuestas”.
Al terminar la novela deja el gusto por seguir caminando hacia el interior y en
compañía, agradeciendo la presencia de tantas mujeres con las que hemos dado
las “puntadas” de nuestra vida.
Antonia García
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