
La pregunta de Jesús: ¿Quién dice la gente que soy yo?
Sigue pidiendo respuesta a cada generación creyente, cada creyente cree en lo que
realmente va descubriendo en su seguimiento a Jesucristo.
Muchos no saben que lo original del cristianismo consiste en creerle a Jesucristo,
encontrarse con él y descubrir poco a poco que es el único capaz de responder
definitivamente a los anhelos, necesidades y esperanzas más profundos del ser humano.
Un hombre lleno de Dios, un hombre que por fin dice la verdad, un hombre que sabe amar
y luchar por la justicia, un hombre que nos arranca de nuestras falsas seguridades, que
descubre las grandes equivocaciones de nuestra vida, un hombre que puede cambiar
nuestra vida y nuestra muerte.
Cada uno de nosotros va elaborando su propia imagen de Jesús a partir de su propio interés
y preocupación, según la formación religiosa que hemos recibido, lo importante es tomar
en serio a Jesús, atreverse a seguirle sin reservas, identificarse con él, luchar por su causa y
abrirse progresivamente y con gran humildad a su misterio.
Jesús es alguien que se atreve a anunciar el Reino de Dios con autoridad propia, recurriendo
a las experiencias diarias del vivir humano.
La actitud de Jesús fue realmente revolucionaria en el contexto social de la mujer, acepta
entre sus discípulos y seguidores a las mujeres. En la mentalidad de Jesús las mujeres tienen
el mismo derecho a escuchar la Palabra de Dios y el Mensaje de salvación; rompe la norma
de mantener a la mujer marginada, destruye la imagen de la mujer-objeto al servicio del
placer del hombre y de la procreación.
Es necesario orar siempre sin desfallecer. Este mundo no es una sala de espera del Reino de
Dios, es el campo de batalla del Reino que viene del mismo Dios a la tierra.
Cuando pedimos “venga a nosotros tu reino”, pedimos que el futuro de Dios se vaya
haciendo realidad entre nosotros, que la justicia del Reino de Dios se vaya imponiendo
desde ahora. El Reino de Dios está en marcha, es un regalo, un don que recibimos
gratuitamente, el anuncio del Reino de Dios es perdón y liberación del pecado, el hombre
se libera cuando aprende a servir, no a dominar.
Jesús nos invita a ser idénticos a nosotros mismos, no representar la comedia del justo, no
creernos justos sino serlo realmente.
En el Reino de Dios ya no se trata de observar leyes, sino de seguir a Jesús; no es el hombre
para la ley sino la ley para el hombre, el hombre está por encima de todo.
La salvación no está en la observancia estricta de la religión sino en el amor práctico al
hermano.
Desde el comienzo al niño se le educa más para Tener que para Ser, va creciente en él la
necesidad de Poder, mientras lo esencial es buscar primero el Reino de Dios y su justicia, lo
demás vendrá por añadidura.
Por muchos que sean nuestros logros a vida sigue dominada por la muerte.
Si todo termina en la muerte ¿Qué sentido puede tener el Reino de Dios?
ROSMIRA
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